sábado, 26 de mayo de 2012

Careless Love

Tema de origen oscuro. Sus derechos de autor los registró W.C. Handy en 1921, y su letra está basada en otro tema anterior, "Loveless Love". Se sabe que formaba parte del repertorio de Buddy Bolden en los primeros años del siglo XX. Existen cientos de versiones de la canción en el jazz, blues, folk, country, etc

Versión de Bessie Smith (1925)


Versión de Madeleine Peyroux

viernes, 25 de mayo de 2012

Jazz: En una frase (y con swing)

Nadie parecía dispuesto a contradecirlo porque Wong esmeradamente aparecía con el café y Ronald, encogiéndose de hombros, había soltado a los Waring’s Pennsylvanians y desde un chirriar terrible llegaba el tema que encantaba a Oliveira, una trompeta anónima y después el piano, todo entre un humo de fonógrafo viejo y pésima grabación, de orquesta barata y como anterior al jazz, al fin y al cabo de esos viejos discos, de los show boats y de las noches de Storyville había nacido la única música universal del siglo, algo que acercaba a los hombres más y mejor que el esperanto, la Unesco o las aerolíneas, una música bastante primitiva para alcanzar universalidad y bastante buena para hacer su propia historia, con cismas, renuncias y herejías, su charleston, su black bottom, su shimmy, su foxtrot, su stomp, sus blues, para admitir las clasificaciones y las etiquetas, el estilo esto y aquello, el swing, el bebop, el cool, ir y volver del romanticismo y el clasicismo, hot y jazz cerebral, una música-hombre, una música con historia a diferencia de la estúpida música animal de baile, la polka, el vals, la zamba, una música que permitía reconocerse y estimarse en Copenhague como en Mendoza o en Ciudad del Cabo, que acercaba a los adolescentes con sus discos bajo el brazo, que les daba nombres y melodías como cifras para reconocerse y adentrarse y sentirse menos solos rodeados de jefes de oficina, familias y amores infinitamente amargos, una música que permitía todas las imaginaciones y los gustos, la colección de afónicos 78 con Freddie Keppard o Bunk Johnson, la exclusividad reaccionaria del Dixieland, la especialización académica en Bix Beiderbecke o el salto a la gran aventura de Thelonius Monk, Horace Silver o Thad Jones, la cursilería de Erroll Garner o Art Tatum, los arrepentimientos y las abjuraciones, la predilección por los pequeños conjuntos, las misteriosas grabaciones con seudónimos y denominaciones impuestas por marcas de discos o caprichos del momento, y toda esa francmasonería de sábado por la noche en la pieza del estudiante o en el sótano de la peña, con muchachas que prefieren bailar mientras escuchan Star Dust o When your man is going to put you down, y huelen despacio y dulcemente a perfume y a piel y a calor, se dejan besar cuando es tarde y alguien ha puesto The blues with a feeling y casi no se baila, solamente se está de pie, balanceándose, y todo es turbio y sucio y canalla y cada hombre quisiera arrancar esos corpiños tibios mientras las manos acarician una espalda y las muchachas tienen la boca entreabierta y se van dando al miedo delicioso y a la noche, entonces sube una trompeta poseyéndolas por todos los hombres, tomándolas con una sola frase caliente que las deja caer como una planta cortada entre los brazos de los compañeros, y hay una inmóvil carrera, un salto al aire de la noche, sobre la ciudad, hasta que un piano minucioso las devuelve a sí mismas, exhaustas y reconciliadas y todavía vírgenes hasta el sábado siguiente, todo eso en una música que espanta a los cogotes de platea, a los que creen que nada es de verdad si no hay programas impresos y acomodadores, y así va el mundo y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizás había otros caminos, y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.

I could sit right here and think a thousand miles away,
I could sit right here and think a thousand miles away,
Since I had the blues this bad, I can’t remember the day...

Julio Cortazar

Rayuela, Capítulo 17



Autumn Leaves

Yves Montand presentó la canción "Les Feuilles Mortes" en la película de 1946 "Las puertas de la noche" de Marcel Carné, compuesta por Joseph Kosma y Jacques Prévert. Posteriormente, en 1949, Johnny Mercer escribió la letra en inglés, cambiando el título a "Autumn Leaves". En 1956 Columbia produjo la película "Autumn Leaves". Durante los créditos Nat King Cole canta una versión del tema.

Versión del tema de Cannonball Adderley, saxo alto, de su disco Somethin' Else (1958) con Miles Davis, trompeta, Hank Jones, piano, Sam Jones, bajo, Art Blakey, batería.



Y la archifamosa versión de Eva Cassidy


jueves, 24 de mayo de 2012

Dos temitas de Thomas Dybdahl

Músico noruego nacido en 1979

One Day You'll Dance For Me, New York City

Always

Feliz cumpleaños

A Bob Dylan (24 de mayo de 1941)

 — ¿Es Bob Dylan?
 — Sí —dije. Bob Dylan estaba cantando Positively Fourth Street. Aunque hubiesen pasado veinte años, una buena canción seguía siendo una buena canción.
—A Bob Dylan enseguida se le reconoce — dijo ella.
—¿Porque es peor con la armónica que Stevie Wonder?
—No, no es por eso. Es que tiene una voz muy especial —dijo ella—. Su voz recuerda a un niño de pie delante de la ventana, mirando cómo llueve.

Haruki Murakami
El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas



  

As Time Goes By (Queda inaugurado este pantano)






Canción compuesta por Herman Hupfeld en 1931 para la obra de Broadway Everybody's Welcome. Frances Williams, que apareció en varias películas de los hermanos Marx, cantaba la canción en el espectáculo, y también la grabó. Con posterioridad a ese año, la canción fue más o menos olvidada, hasta que se recuperó para la película Casablanca, a la que quedó estrechamente ligada.