La chica de la cafetería le dijo que si tocaba Here Comes the Sun, de los Beatles, la tienda la invitaba al granizado. Reiko levantó el pulgar e hizo el signo de okey. La cantó acompañándose de la guitarra. Tenía una voz ronca, posiblemente a causa de fumar demasiado, pero cantaba con personalidad. Mientras escuchaba la canción, contemplando las montañas y bebiendo cerveza, tuve la sensación de que el sol iba a salir de un momento a otro. Fue una sensación muy dulce y cálida.
Haruki Murakami
Tokio Blues
Heres Comes The Sun, John Pizzarelli